Esta fotografía de un bebé muriendo de hambre ha remecido al mundo. Esta es su historia.

Justo dos días después de que esta foto fuera tomada, Udai Faisal, de cinco meses de edad, murió de hambre.
Sus extremidades como ramitas, las mejillas hundidas en el cráneo, y sus ojos secos… la imagen muestra los impactantes estragos de la malnutrición. Él es sólo una de las muchas consecuencias de la guerra en Yemen.
Su madre Intissar Hezzam dijo: “Él no lloró y no hubieron lágrimas, sólo rigidez. Grité y me desmayé”
El destino de Udai muestra los factores, todos exacerbados por la guerra, que llevan a un niño hacia la muerte.
Su familia vive de la pensión que el padre de Udai, Faisal Ahmed, antiguo soldado, cerca de 200 dólares al mes para él, su esposa y nueve otros hijos desde 2 a 16 años. A veces trabajaba en construcción, pero esos trabajos desaparecieron durante la guerra. Con los precios de los alimentos subiendo, la familia come una vez al día, normalmente yogurt y pan, legumbres en un buen día. Ambos padres tienen alrededor de 30 años.
El día que Udai nació, los planes de guerra de la coalición liderada por Arabia Saudita eran sorprender una base militar usada por rebeldes de Houthi en su distrito de Hazyaz, un barrio pobre en el extremo sur de Sanaa. Ametrallaron su casa de un dormitorio donde la madre de Udai estaba en trabajo de parto.
“Ella gritaba y tenía el bebé mientras bombardeaban el lugar”, dijo el padre.
Hezzam amamantó a su nuevo hijo por 20 días, pero después su leche se cortó, probablemente por su propia desnutrición. Incluso después del parto, ella tuvo que recoger leña en la puerta de su casa.
Como en la mayoría del país, no había electricidad en el vecindario hace mucho tiempo, ya sea por ataques o falta de combustible, y rara vez había gas para cocinar. “Voy todos los días a lugares lejanos para buscar madera y luego cargarla a casa sobre mi cabeza” dijo ella.
La familia cambió a fórmula para alimentar a Udai, pero no siempre estaba disponible y no siempre podían costearla. Así que algunos días Udai tenía fórmula y otros días le daban agua con azúcar.
Los camiones con agua pasan ocasionalmente por el área, pero otras veces sus padres tenían que usar agua sucia. El año pasado, el número de gente sin acceso regular a agua limpia ha subido de 13 millones a más de 19 millones, cerca de ¾ de la población.
Con tres meses, Udai sufría de diarrea. Su padre lo llevó a la clínica local, pero ellos tampoco tenían los implementos o no pudo pagar lo que tenían. Finalmente, el 20 de Marzo, llegó a emergencias de Hospital al-Sabeen.
Udai estaba sufriendo de desnutrición severa, diarrea e infección en su pecho, dijo Saddam al-Azizi, jefe de emergencias. Le pusieron antibióticos y suplemento alimenticio a través de la nariz. Sus brazos estaban convulsionando, sus piernas sin músculos inmóviles, con la cara pálida y demacrada. Cuando lloraba, estaba demasiado deshidratado para producir lágrimas. A sus cinco meses de edad pesaba 2.4 kilos. “Inestable” decía su ficha todos los días que estuvo ahí.
Dos días después, no había esperanza para él, así que sus padres se lo llevaron a la casa para que muriera. Udai apenas duró luego de irse a su casa, dijeron sus padres. Ahmed, su padre, dice que culpa a Arabia Saudita por la muerte de su hijo.
“Esto es antes de la guerra” dijo, tomando a su hijo de dos años, Sehab, para señalar la diferencia entre un niño nacido antes de la guerra y después.
Enterraron al infante a los pies de las montañas cercanas. Su padre leyó el Corán sobre la pequeña tumba marcada sólo por rocas, recitando ‘En Dios dependemos’.